Sobreviviendo la violencia doméstica y la vida después

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Escrito Por: Cecilia Rodriguez, Periodista de Radio Indígena

Cuando una persona está pasando por abuso físico, verbal, e incluso emocional, debe  buscar ayuda. “Las personas que usan estos servicios sociales no serán forzadas a hacer una denuncia o algo que no quieran hacer.” Es lo que menciona Laura Morales, Gerente de Servicios de Vivienda del  refugio de violencia doméstica, Coalition for Family Harmony del Condado de Ventura.  

María Gonzales, una joven de 20 años originaria de México, dejó  su país natal para reencontrarse con su esposo en Estados Unidos. Al principio ella pensaba que todo iba muy bien en su relación, pero al pasar el tiempo su esposo Juan empezó agredirla psicológicamente y hasta llegar al punto de agredirla físicamente. 

Por temor de ser deportada a México, María escondía de todos, incluyendo a sus familiares y amigos, del abuso doméstico del que ella estaba pasando. 

En una entrevista con Morales, ella menciona que las víctimas de violencia doméstica son consumidas por el miedo, pero el nivel de miedo no es el mismo para todas las personas. En la mayoría de las mujeres indocumentadas existe un miedo adicional de ser deportadas, cuál esto hace más difícil salir de una relación abusiva.

María dejó el miedo y decidió hacer una denuncia en contra de Juan por qué ya no soportaba más lo que estaba sucediendo. Al principio, María temía a ser discriminada por ser una persona indocumentada, pero afortunadamente los oficiales que asistieron a María el día de su denuncia ayudaron a que ella se sintiera protegida. Por fortuna, después de varios intentos, María logró dejar a su abusador. Ella temía a no poder salir adelante por sí misma, ya que sentía que dependía de Juan. 

Morales mencionó que “Los lazos familiares, económicos y culturales hacen también muy difícil para las mujeres indígenas salir de relaciones donde hay abuso. Esta capa de complejidad es una capa que otras mujeres de clase más alta no tienen que enfrentar.”

Esto revela la gran complejidad que existe dentro de las relaciones de violencia doméstica en la comunidad indígena migrante. 

María salió adelante por sí misma a pesar de todas estas complicaciones y ahora es una persona emprendedora que trabaja en la agricultura, vende fresas y ropa. 

María  hace un llamado a otras mujeres y les aconseja que cuando estén pasando por una situación similar o cualquier tipo de abuso, ya sea emocional, psicológico, o físico, pidan ayuda y no quedarse calladas o callados. María invita a la comunidad a contactar a la coalición “Family Harmony” si creen que están pasando por violencia doméstica al 800-799-7233.

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